
El panorama, lejos de cambiar, parece enquistarse y ello está ocasionando costes adicionales derivados de la duplicidad de contenidos necesaria para llegar a toda la audiencia. Actualmente, cada vez que se elabora una página se trata de seguir escrupulosamente los estándares establecidos en W3C para garantizar la compatibilidad con todos los navegadores, salvo con uno, Explorer 6. La solución podría ser muy sencilla, obviar a dicho navegador, pero las estadísticas indican todo lo contrario; ello supondría ofrecer contenidos defectuosos a la 'Generación Explorer 6', entre el 40 y 60 por ciento de los internautas. Cualquier editor web que tenga a su alcance el acceso a las estadísticas de su sitio, podrá comprobar como las otras alternativas más evolucionadas y eficientes como el propio Explorer 7, o las gratuitas Firefox 2, Opera, Safari y Flock, están aún muy por detrás de superar al dinosaurio de Explorer 6.
No voy a entrar a valorar si Microsoft debería obviar sus controles para garantizar la actualización recomendada de Explorer 6 a 7, dado que existen otras alternativas realmente mejores y gratuitas, pero sí les voy a pedir que por el bien de Internet, por el desarrollo de la navegación y por hacernos la vida un poco más fácil a los que nos dedicamos a esto, cambien de navegador.
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