
Es muy habitual tratar a los funcionarios con desprecio sobre todo en cuanto a su dedicación, pero hoy, puedo decir que si yo hubiera estado detrás de la ventanilla en la que me tocó tramitar mis papeles, estoy seguro que hubiera tirado la toalla. Hay que tener mucha templanza y grandes dosis de serenidad para gestionar con éxito los interminables problemas de la ciudadanía, y además, hacerlo a sabiendas de que el sistema no funciona eficientemente por falta de medios. Y ello no es por culpa de ellos, sino de unos políticos burocratizados que calientan el sillón de su despacho sin tener ni las más remota idea de las necesidades de su departamento, y mucho menos, de las necesidades de la ciudadanía, que en la mayoría de los casos, les sobran las horas para gestionar un papel que se puede hacer en menos de cinco minutos. Así que sí, hoy he conocido la eternidad.
Comentarios
Publicar un comentario