La Toma de Granada que no conocía


Cuando un episodio histórico se engrandece para exaltar la hazaña de sus protagonistas, no se habla de historia, sino de leyenda. Ejemplos en nuestra historia no faltan. Sin ellos, quizás ningún país se sentiría tan orgulloso de ser lo que es. Lo malo de esta versión descafeinada de la historia, es la decepción que uno se lleva al descubrir la verdadera realidad de los hechos.

Son las tres de la tarde. Boabdil aparece a lomos de una mula. Se ha pactado previamente que ante el rey Fernando haría el ademán de bajarse del animal, pero que finalmente el monarca aragonés no se lo permitiría.

Nada que ver con la escena romántica retratada por Francisco Pradilla en su "Rendición de Granada". Un cuadro recreado en todo los libros de historia que pone a Boabdil a la altura de un gran monarca digno de ser derrotado. Sin embargo, la entrega de Granada no estuvo rodeada de la heroicidad que había acompañado a las campañas militares de la contienda que puso fin al Reino de Granada, salvo el hecho de evitar la destrucción de la ciudad. La Toma era cuestión de esperar y negociar. Y así ocurrió. El resto, como este cuadro, es una bonita leyenda que convierte la mula de Boabdil en un esbelto caballo árabe.

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