
La situación ahora parece no ser la misma que antaño a pesar de los avances de la humanidad. El calentamiento global, que nadie sabe bien a dónde puede llegar, tiene todos los indicios de convertirse en el Apocalipsis de la raza humana. Cualquier predicción sobre sus consecuencias acaban en un rosario de desastres naturales en el que inevitablemente el hombre está llamado a sucumbir. Ya no se trata de dar un toque de atención, sino directamente de aterrorizar con inundaciones, huracanes, sequías, hambrunas, enfermedades y cualquier desgracia capaz de mermar la población de la misma manera que lo hizo la peste negra en la Edad Media.
Y claro, como no podía ser de otra manera, ante las adversidades siempre surge el héroe. En esta ocasión disfrazado de Ecoprofeta dispuesto a predicar un nuevo evangelio de la salvación con recetas de marketing. Son peores los negacionistas [REVISIÓN 2024]. No sé si ello servirá para que el hombre tome conciencia de que es una pieza más de un organismo llamado Gaia al que hay que cuidar. Lo que sí estoy seguro, es que más de uno, bajo un sayo verde, ya ha encontrado la manera de sacar rédito del miedo vendiendo soluciones y ofreciendo voluntades que no van a evitar lo inevitable.
Es necesario que el debate del cambio climático se afronte de una manera más seria y rigurosa si de verdad se tiene intención de concienciar a la humanidad sobre los cambios venideros. Hay que abandonar la dramatización del fenómeno y poner soluciones. Dejar a un lado las predicciones alarmistas sin fundamento científico.
Mientras tanto, sigamos cuidando de nuestro organismo para hacerlo más saludable y habitable con un comportamiento responsable, sostenible y solidario. Gaia nos necesita tanto como nosotros a ella. Y todos, hasta los que se mueren de sed y hambre, son imprescindibles para encontrar mañana las soluciones.
[REVISIÓN 2024]: Este artículo ha envejecido bastante mal. Menos mal que un año más tarde te diste cuenta que te faltaba bastante información.
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