O me dejas dormir o corto la calle

La calle es mía, o por lo menos con ese derecho se creen un grupo de vecinos de la calle Sala Dos Hermanas de Granada. Con la excusa de acabar con el insomnio que soportan por un reducido grupo de nocturnos incivilizados, han decido unilateralmente pedir al Ayuntamiento la privatización de la vía pública para prohibir el acceso a un coqueto mirador. En él, además de divisarse unas maravillosas vistas de la ciudad y su vega, suelen concentrarse los fines de semanas entre unos 10 y 15 zagales, -todo un botellón- a los que el derecho al descanso les importa un carajo.

Como colectivo vecinal no les voy a cuestionar la barbaridad que plantean producto del insomnio que padecen. A bote pronto se me ocurren otras soluciones más sencillas como llamar al 092. Salta a la vista que entre ellos no debe haber ningún jurista que les haya asesorado sobre ciertos temas de derecho civil, tributario y municipal. Lo sorprendente de esta historia no es la ingenua petición en sí, fruto de la desesperación, sino que el alcalde de Granada se haya hecho eco de su propuesta y contemple su idea para acabar con el problema.

Y la idea no es otra que matar moscas a cañonazos. Es decir, poner en no sé qué punto de la calle una cancela, con puerta y llave, para impedir el paso de los jovenzuelos por la noche, con el compromiso de dejarla abierta durante el día. ¡Genial! No sé cómo a nadie se le había ocurrido antes. Los vecinos pueden volver a dormir, la policía no se entretiene en banalidades, el alcalde satisfecho por su gestión, y al resto, que nos den.

Dejando aparte la nula legitimidad que un grupo de vecinos puede tener sobre el dominio de una vía pública, me surgen dudas sobre la ubicación de la valla, el horario de la misma, y el gravamen que el consistorio debería imponerles por un privilegio que coarta la libertad del resto de los vecinos de disfrutar del mirador cuando les plazca.

De lo que no tengo duda alguna es que por el hecho de que la "calle no tenga salida" - que yo sepa, sí la tiene, el mirador- se contemple una "excepción", que saltándose todo el ordenamiento jurídico, otorgaría a los vecinos la facultad de hacer de nuestra calle, su parcela particular. De cundir el ejemplo no me quiero ni imaginar lo que puede llegar a ocurrir con el resto de vecinos que por vivir en una calle o plaza se crean con el derecho de poseerla ante la más mínima molestia.

Comentarios

  1. Me encanta comprobar en mis propias carnes como hay gente que da informaciones parciales para así condicionar la opinión de los demás.
    ¿Por qué no incluyes en tus comentarios que, aunque bien es cierto que la mayor afluencia de público es por la tarde-noche, con el buen tiempo este goteo es continuo y a cualquier hora? ¿Que no existe ningún mirador sino que lo que calificas como tal es una simple rotonda donde la gente que acude suele bloquear el paso subiendo los coches a la acera o incluso aparcándolos en pleno recorrido de la misma? ¿O que las actividades que ridiculizas como minibotellón incluyen prácticas sexuales en presencia de los vecinos (incluidos niños) o consumo de diversas drogas?
    Me parece bien que beban, que tengan sexo, que consuman las sustancias que quieran, pero sin molestar. Es decir, que no me dejen su basura en mi puerta, que no amenacen a los vecinos porque si salimos de nuestras casas no les dejamos intimidad para mantener relaciones sexuales, que no tiren los restos de sus drogas en los lugares donde nuestros hijos pasean y que si quieren miradores se vayan al Mirador de San Nicolás o al Mirador de la carretera de acceso a la Alhambra que si lo son y que no disfracen mi calle de centro de vistas panorámicas para usarlo como rincón de mala educación.
    Y si alguien duda de mi palabra sólo tiena que comprobarlo con sus propios ojos. Tienes razón, la calle no es nuestra, pero culpa a los maleducados que nos han llevado a esta situación y no a los vecinos que llevamos años padeciéndola.

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  2. Tiene razón, la calle no es suya, y así debe seguir siendo. Por supuesto que los vecinos sois los grandes perjudicados. Faltaría más. Padecéis el incivismo de unos maleducados, y para colmo, sufrís la desidia de unas autoridades incapaces de tomar carta en el asunto sancionado las continuas infracciones que denunciáis. La ley en esto es muy clara y no admite interpretaciones. Otra cosa es que no puedan o quieran cumplirla. Eso ya lo he contado. Las medias verdades no van conmigo.

    Lo que no se puede tolerar, es que por causa de una manifiesta incompetencia del Ayuntamiento de Granada en materia de seguridad y salud pública, se trate de ocultar con una solución que resarce a unos vecinos de un privilegio que menoscaba los derechos del resto.

    Siento de verdad lo que están sufriendo, y siento también que donde los demás ven unas maravillosas vistas, usted solo vea una rotonda. Una u otra, es pública, y por tanto tiene que estar siempre abierta.

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